Cuentan que una noche de abril se hizo un hueco entre las nubes y que el Sumo Arquitecto metió por aquel su cabecita para gritar lo que sólo las mentes terrícolas más creativas ya sabían: ¡Yo mío, cuánta sensibilidad!
Extraordinaria pieza, querida Paloma. No la conocía. Ya sí. ;-)
A manos llenas
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El rasgar de las cabezas de las agujas dando el mediodía que a modo de
reloj de estación penden sobre la puerta giratoria del café Lisboa, pasan
inaudib...
Tríptico por azar
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Bastidor y bordado de Sheena Liam
Amiga te contemplo mientras suena
*lusi indescai uiz daiamons*
tus dos trenzas nostálgicas
del colegio de monjas caser...
2 comentarios:
Cuentan que una noche de abril se hizo un hueco entre las nubes y que el Sumo Arquitecto metió por aquel su cabecita para gritar lo que sólo las mentes terrícolas más creativas ya sabían: ¡Yo mío, cuánta sensibilidad!
Extraordinaria pieza, querida Paloma. No la conocía. Ya sí. ;-)
Paz, querida amiga.
Yeims Yo-is.
Querido Yo-is muchas gracias por tu visita, por quedarte y por tu comentario que no merezco.
Un abrazo.
Paloma.
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